La actividad física regular no solo mejora la condición cardiovascular, la fuerza muscular y el control del peso; también tiene efectos significativos sobre la salud mental. Diversos estudios científicos confirman que el ejercicio contribuye a reducir síntomas de depresión, ansiedad y estrés, además de mejorar el estado de ánimo general.
Mecanismos biológicos involucrados
Durante la actividad física se activan múltiples procesos fisiológicos que benefician al cerebro. Entre ellos se encuentra el aumento de proteínas como el factor neurotrófico derivado del cerebro, que promueve la capacidad cerebral de adaptarse a los cambios y fortalece las conexiones neuronales.
Por otra parte, el ejercicio modula el eje hipotalámico-hipofisario-adrenal, reduciendo la respuesta al estrés y favoreciendo un equilibrio hormonal.
Se ha demostrado que la práctica regular de ejercicio disminuye la inflamación crónica de bajo grado, una condición presente en varios trastornos mentales. Las mioquinas liberadas por el músculo durante el movimiento actúan como antiinflamatorios naturales, mejorando el funcionamiento del sistema inmune y del sistema nervioso central.
Beneficios psicológicos
El ejercicio físico genera mejoras en la percepción de autoeficacia, la autoestima y el control emocional. Se ha observado que la distracción durante la actividad ayuda a disminuir los pensamientos negativos repetitivos, mientras que la constancia en la práctica refuerza el sentido de logro.
La actividad física en grupo fortalece los vínculos sociales, lo que aporta un beneficio adicional a nivel emocional.
Según la Organización Mundial de la Salud, los adultos deben realizar de 150 a 300 minutos de actividad física moderada por semana. Las actividades pueden incluir caminatas rápidas, ciclismo, natación, baile, ejercicios de fuerza o prácticas como el yoga y el tai chi.
La evidencia científica indica que el ejercicio puede ser tan eficaz como algunos tratamientos psicológicos para mejorar el estado de ánimo, siempre que se practique de manera constante. Tanto el ejercicio aeróbico como el de fuerza ofrecen beneficios similares.
Incorporar movimiento en la rutina diaria representa una herramienta efectiva, accesible y sin efectos secundarios adversos para promover el bienestar mental.
La salud del cuerpo y la mente están estrechamente vinculadas; cuidar una implica proteger la otra.
Referencias
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